Festival de Cine
| en 10:23
Detrás de esas paredes conocí a personas increíbles que fueron como mi familia durante las semanas lejos de casa, fueron quienes me enseñaron a sobrevivir en los días de estrés y a jugar dominó cubano los fines de semana. Los días en San Miguel son largos, me gustaba pasear por las mañanas, comprar un helado de queso y sentarme en una banca a ver pasar el tiempo y los rostros. Las noches son tranquilas para estar en las terrazas de los edificios viendo como la ciudad se ilumina con las miles de luces que decoran las fachadas y las aceras. Conocí San miguel mientras los días en la oficina me lo permitieron, pues a una semana de comenzar actividades en el festival mi vida se redujo a hacer llamadas, enviar documentos por fax, hacer paquetes, coordinas agendas, acreditar invitados y hacer multiples entregas. El Festival siempre resulta adictivo, lo odias, lo amas y luego lo extrañas. Es eso y las increíbles anécdotas lo que hace que todos regresen a trabajar año con año, a pesar de las escasas horas de descanso y las muchas canas que deja a cambio.
Al final, el trabajo de 18 meses se resume a la fiesta filmica de 10 días en los que comer y dormir no forman parte del vocabulario, pero donde las fiestas y los eventos son parte primordial de la agenda. Lejos de las exposiciones y muestras de cine con las que cuenta el festival durante todo el día, existen muchas actividades importantes en la agenda de sarah, como ruedas de prensa, plantaciones simbólicas, presentaciones editoriales, entrevistas personales, desayunos, comidas y cenas en honor a los homenajeados y muchas pero muchas fiestas nocturnas.
De cada uno de los días en expresion hay miles de historias que podría contar, por eso prometí hacer un making off del comité organizador en plena acción para el siguiente año. Cuando volvimos a San Miguel, Bambina y Santiago me adoptaron en su hogar. Despues de la oficina veíamos películas, comiamos huevitos de chocolate y cuando había fiesta ibamos más que puestos a celebrar. Cuando llegó el día de partir Bambina quería encerrarme en la jaulita de cuscus (su hurón) para que no me regresara a mi casa. Prometí volver y asi lo haré pronto. Extraño mucho esos días.
Ser parte de Expresión en corto esas semanas significó aprender de los errores propios y ajenos, resolver los imprevistos, aprender a sobrellevar el cansancio, multiplicarme y tratar de ser omnipresente, intentar lucir arreglada en 5 minutos, nunca olvidar la cruz de plata del homenajeado (resguardadas en una caja de carton con mi nombre), memorizar datos, nombres, direcciones y telefonos y anticiparme a las necesidades de Sarah, entre muchas muchas cosas mas. Los días de festival, las tardes en San Miguel de Allende y las noches de dominó cubano formaron parte importante de las ultimas semanas que estuve lejos de casa, momentos que agradezco infinitamente por haberlos vivido.
¡Más cine Por Favor!
Foto 1: Atardecer en San Miguel, Foto 2: Jardin Principal, Fotro 3: Sarah Hoch, Foto 4: Comité organizador clausura, Foto 5: Fiesta inaugural, Bambina, Santiago, lalo y yo) Yaz Portugal
Dicen que las lagrimas se tornan dulces cuando una persona ama
| en 15:33
He visto muchos ojos que me observan, pero ningunos como los tuyos. He visto cómo pasan las horas y me quedo sola en la oscuridad, mientras llega un nuevo día.
Fue la última vez que te vi, saliste del edificio para nunca volver.
Cada sentimiento que plasmaste en mí me dio un alma, pero sé que me quedaré aquí opacándome con la luz del sol, pues a fin de cuentas, solo soy una pintura.
...Y mis lágrimas siempre serán dulces, aunque las tuyas nunca lo fueron."
Días que no vuelven
| en 21:20
Este semestre se ha reducido a unas cuantas semanas de clases entre los puentes obligados, los días festivos y los virus mutantes; asi que he tenido bastante tiempo para recordar lo que solíamos ser en ese entonces cuando nos conocimos.
Eramos 15 en un enorme salón con un ventanal y terraza, siempre hemos estado en salones grandes y nunca hemos entendido por qué, pero nos hemos acostumbrado al eco infinito de los techos altos y al frío eterno que los muros de tablaroca no puede aislar. En esa época cruzabamos pocas palabras y algunas miradas retadoras y entonces creí que me encontraba en el lugar equivocado. Yo debía estar lejos, en una universidad de bibliotecas enormes y centros de edición, donde hubiera menús en los desayunos y una gran cineteca. Pero la realidad me empezó a golpear día tras día; yo no era más que parte de aquellos 15 que volteaban la mirada al ventanal en las clases de la 1:00 p.m. suplicando clemencia.
Con el paso de los meses comenzamos a ser menos y a odiarnos más. Fueron solo algunos momentos y algunas clases las que nos unian en instantes y al siguiente mes todo volvía a ser como al principio.
Pero un día, comprendimos que nos unian nuestros sueños y esos fueron dificiles de separar. Pasabamos horas en nuestro cuarto oscuro improvisado (la cabina de radio), tratando de poner el rollo en el caracol para revelarlo, entonces en medio de la oscuridad cantabamos y hablabamos como si nos conocieramos de toda la vida; fué ahi donde aprendimos a pintar con luz.
Con el tiempo todo cambia, terminas siendo parte de una nueva familia con la que convives 35 horas a la semana durante 4 años, te aprendes de memoria el porqué cada uno termino ahi estudiando comunicación, conoces los miedos, los sueños, las parejas y en general la vida más intima de todos ellos. Son ellos con los que lloras, ríes, repruebas, apruebas, concoces y te frustas profesionalmente. Me di cuenta que en ese lugar, todos nos hablamos por nuestros nombres. que no somos un número en la lista y que cada clase es muy cercana. Que algunos de los mejores maestros por alguna extraña razón que desconozco, cayeron en nuestra escuela y en nuesto salón, que extraño a los que se fueron y nunca volvimos a saber de ellos.
Que Son estos ultimos días de clases los que trato de disfrutar pero ya no puedo. Porque nada se compara a los primeros días, semanas y meses en que nos conocimos.
En un mes todo eso se termina. Ahora somos seis. Chio, monica, karina, toño, omar y yo. Seis que en un mes nos despedimos en el mismo lugar en el que nos encontramos hace casi cuatro años.
Vodka
| en 11:27
La Portugal
| en 17:55
La mayoría de los que conozco dicen que de mi mamá no tengo nada. Pero eso no es cierto. Me heredó su inteligencia, lo escandaloso de su risa, el talento histriónico, la gran memoria, lo sensible, lo paciente, lo incansable y luchona, la facilidad de palabra, el amor por el hogar, las ganas de leer por las noches y un lunar en la pierna izquierda.
Me dan ganas de abrazarme a mi misma. Si hoy pudiera reencontrame conmigo en esos días de colegio en los que me sentaba en las bancas de madera de los largos corredores, me sentaría a un lado de mi, y me observaría terminar de comer el lunch. Diría las palabras que siempre quice escuchar de un adulto:
" No te preocupes, vas a tener una vida maravillosa"
desde elSótano
| en 18:01
"El rancho el Capricho" nos abrió sus puertas el miércoles pasado para transmitir desde sus instalaciones un capitulo más de los muchos que esperamos estar al aire.
Seguramente pronto saldrán muchas anécdotas que contar y también abriremos un canal el Youtube pa' los que nos quieran ver por internet.